El IV Encuentro Estatal de Violencia Vicaria e Institucional cierra con propuestas que ayuden a proteger a las madres víctimas de violencia machista y a sus hijos e hijas

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Profesionales de los ámbitos de justicia, salud, educación, servicios sociales y medios de comunicación, junto a decenas de madres protectoras y representantes de instituciones, han presentado medidas concretas para asegurar que los sistemas de protección y detección de la violencia vicaria funcionen adecuadamente. Actualmente, estos sistemas están fallando y provocan graves consecuencias en las vidas de miles de menores en España, que en muchas ocasiones se ven obligados a convivir con
padres maltratadores. El actual repunte de este tipo de violencia machista, que busca infligir el mayor daño posible a las madres instrumentalizando y agrediendo a sus hijos o hijas, requiere, según las organizaciones participantes, la implicación de todos los sectores sociales, “con un abordaje de género y de derechos humanos”, afirma Ana María G. Lupión, coorganizadora del Encuentro.

El incumplimiento o la aplicación inadecuada de las leyes, denunciado por organizaciones y profesionales en este Encuentro, es una de las claves para revertir esta situación. “Falla el sistema cuando hay alertas que no se tienen en cuenta”, asegura Isabel Giménez, jueza y docente universitaria. “En muchas ocasiones no se escucha a los niños y niñas, o no se les cree, y eso produce que no se tomen las medidas oportunas para protegerlos. Los niños y niñas cuentan si se sabe escuchar,
no oír”. Para la jurista, “es importante introducir en la legislación el término violencia vicaria porque, aunque tengamos normativa que puede proteger a los menores y a las madres, si se tipifica podremos proteger de manera más eficaz a los niños y niñas”. Es solo una de las medidas propuestas en el ámbito judicial.

En el de la salud, durante el Encuentro se han analizado las terribles consecuencias de la violencia sobre los y las menores: “La violencia enferma. Si no se atiende, provoca un sufrimiento que se va transformando desde los primeros síntomas hasta llegar problemas de salud cada vez más graves, también mentales”, según la psiquiatra Lluïsa García Esteve psiquiatra y presidenta de la Comisión de Violencia Intrafamiliar y de género del Hospital Clínic de Barcelona. Diversas profesionales del sector
evidencian la necesidad de que los menores reciban tratamiento y acompañamiento especializado durante todo el proceso, algo que actualmente desaparece cuando el caso se judicializa. “Los niños y niñas quedan totalmente desatendidos”, asegura la psiquiatra.

Educación es otro de los puntales fundamentales para una comprensión social e integral de esta grave situación. “Hay centros educativos que a veces no hacen nada por la cultura del miedo. Miedo a no abordar el caso con cuidado, a que se quejen las familias. Pero en realidad, la responsabilidad de los centros, por protocolo, es muy clara: prevención, detección y derivación. Y, desde luego, es clave la formación especializada, que durante los últimos años ha ido a la baja o casi desaparecido”, afirma la socióloga y formadora Carmen Ruiz Repullo, especialista en violencia de género en jóvenes y adolescentes.

La Hoja de ruta de 47 medidas consensuadas para erradicar estas violencias pretende ser una guía constructiva para que la “connivencia perfecta entre violencia vicaria y violencia institucional” sea historia. Este documento representa un valor extraordinario, no solo por su diagnóstico preciso de la realidad, sino por el consenso logrado y por la viabilidad inmediata de sus propuestas en el desarrollo de políticas públicas en nuestro país. “Es imperiosa la necesidad de adaptar cambios profundos en el funcionamiento de las instituciones encargadas de proteger a las víctimas de violencia de género y, en
particular, a las víctimas de una de sus manifestaciones más crueles, la violencia vicaria”, asegura Francisca Granados, coorganizadora del evento. “La falta de formación para dar cumplimiento a nuestro actual marco normativo, que es uno de los mejores del mundo, o los prejuicios machistas que impregnan a muchas instituciones denigran y vulneran los derechos de las madres protectoras y de sus hijas e hijos, así como la diligencia debida”, continúa Granados.

La actriz y divulgadora María Bestar, también participante en el Encuentro, donde presentó su cortometraje ‘No estoy loca’, cerró el evento recordando que es imprescindible no mirar hacia otro lado, dar voz a las víctimas y reforzar el trabajo de las organizaciones, madres y profesionales que, día a día, promueven con su compromiso una sociedad más justa, igualitaria y sin violencia.

Fuente: IMADESC

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